martes, 8 de mayo de 2012

CLIMA ESPACIAL


Clima espacial

El estado en el que se encuentran el Sol, la heliosfera y la parte superior de nuestra atmósfera  con su entorno, con especial énfasis en las condiciones que puedan afectar a nuestro planeta, determinan el clima espacial. Nuestra estrella es el protagonista principal. Este tema puede afectar el funcionamiento de sistemas técnicos en el espacio exterior y en la Tierra, producir riesgos sobre la salud humana y alterar el clima terrestre. El clima espacial es por lo tanto mucho más que las impresionantes e inofensivas auroras


Los factores determinantes del clima espacial

El clima espacial depende fundamentalmente del Sol, que es una fuente de radiación de ondas electromagnéticas y de partículas atómicas. Estas últimas viajan como viento solar (un permanente flujo de materia, esencialmente partículas cargadas, expulsado desde el Sol) y como rayos cósmicos (núcleos atómicos o electrones que surcan el espacio a velocidades cercanas a la de la luz). Estas partículas de alta energía también pueden provenir de otras zonas de nuestra galaxia o de más allá inclusive. Además tienen cierto rol la capa más externa de nuestra atmósfera y la zona adyacente, respectivamente la ionosfera y la magnetosfera.


EL SOL.-   El contenido energético del viento solar y de los rayos cósmicos es muy inferior al de la radiación electromagnética, pero no es de descartar que puedan estar afectando al sistema terrestre a través de procesos altamente no lineales. Dentro del viento solar, las eyecciones de masa coronal constituyen un fenómeno de singular  mportancia para la meteorología espacial, puesto que consisten en la expulsión de gran cantidad de materia hacia afuera del Sol y su velocidad puede alcanzar los 2000 km/seg. Estos eventos contienen partículas atómicas cargadas de altas velocidades, que pueden producir grandes corrientes eléctricas y diferencias de voltaje. Esto constituye un serio peligro para los satélites, particularmente los que se encuentran en el espacio exterior.

Los rayos cósmicos galácticos.


Estos elementos tienen una importancia secundaria en la 
determinación del clima espacial. Su origen está en nuestra galaxia (aunque probablemente también vienen de más allá). Curiosamente su auge sucede durante un mínimo de actividad solar, ya que por las condiciones ambientales más calmas pueden ingresar más fácilmente a la heliosfera. No obstante la cantidad menor de rayos cósmicos galácticos frente a los de origen solar, aquéllos tienen cierta relevancia debido a su elevada velocidad, ergo energía (los de origen solar pueden adquirir similar importancia unas pocas veces cada 11 años).

La ionosfera y la magnetosfera.


Entre los 60 y los 1000 km por encima de la superficie terrestre se encuentra la capa superior de nuestra atmósfera, la ionosfera, que contiene una gran cantidad de cargas positivas y negativas. Esta zona tiene una gran relevancia para los sistemas de comunicación por radio, ya que dependiendo de las frecuencias de las ondas las mismas pueden ser reflejadas, refractadas o transmitidas en forma inalterada allí. En condiciones de clima espacial tormentoso hay características de la ionosfera que se ven modificadas y ello puede ocasionar la alteración de la propagación de las ondas de radio. Más arriba de esta capa se encuentra la  Magnetosfera, una zona netamente dominada por el campo geomagnético5, que puede llegar a extenderse hasta 50.000 y 5.000.000 de km respectivamente del lado diurno y nocturno de la Tierra.
Esta capa funciona como un escudo protector contra partículas cargadas para lo que se encuentre debajo de su manto. En general, el nivel de toda la radiación crece significativamente durante cualquier tipo de erupción solar pero afortunadamente los elementos de peligro no pueden traspasar incólumes diversas barreras terrestres (por ejemplo los rayos ultravioletas son atenuados en la famosa capa de ozono).