Clima
espacial
Los factores determinantes del clima espacial
El clima espacial depende fundamentalmente del Sol, que es una fuente de radiación de ondas electromagnéticas y de partículas atómicas. Estas últimas viajan como viento solar (un permanente flujo de materia, esencialmente partículas cargadas, expulsado desde el Sol) y como rayos cósmicos (núcleos atómicos o electrones que surcan el espacio a velocidades cercanas a la de la luz). Estas partículas de alta energía también pueden provenir de otras zonas de nuestra galaxia o de más allá inclusive. Además tienen cierto rol la capa más externa de nuestra atmósfera y la zona adyacente, respectivamente la ionosfera y la magnetosfera.
EL
SOL.- El contenido energético del viento solar
y de los rayos cósmicos es muy inferior al de la radiación electromagnética,
pero no es de descartar que puedan estar afectando al sistema terrestre a
través de procesos altamente no lineales. Dentro del viento solar, las
eyecciones de masa coronal constituyen un fenómeno de singular mportancia para la meteorología espacial,
puesto que consisten en la expulsión de gran cantidad de materia hacia afuera
del Sol y su velocidad puede alcanzar los 2000 km/seg. Estos eventos contienen
partículas atómicas cargadas de altas velocidades, que pueden producir grandes
corrientes eléctricas y diferencias de voltaje. Esto constituye un serio
peligro para los satélites, particularmente los que se encuentran en el espacio
exterior.
determinación del clima
espacial. Su origen está en nuestra galaxia (aunque probablemente también
vienen de más allá). Curiosamente su auge sucede durante un mínimo de actividad
solar, ya que por las condiciones ambientales más calmas pueden ingresar más
fácilmente a la heliosfera. No obstante la cantidad menor de rayos cósmicos galácticos
frente a los de origen solar, aquéllos tienen cierta relevancia debido a su
elevada velocidad, ergo energía (los de origen solar pueden adquirir similar
importancia unas pocas veces cada 11 años).
La ionosfera y
la magnetosfera.
Entre los 60 y los 1000 km por encima de la superficie terrestre se encuentra la capa superior de nuestra atmósfera, la ionosfera, que contiene una gran cantidad de cargas positivas y negativas. Esta zona tiene una gran relevancia para los sistemas de comunicación por radio, ya que dependiendo de las frecuencias de las ondas las mismas pueden ser reflejadas, refractadas o transmitidas en forma inalterada allí. En condiciones de clima espacial tormentoso hay características de la ionosfera que se ven modificadas y ello puede ocasionar la alteración de la propagación de las ondas de radio. Más arriba de esta capa se encuentra la Magnetosfera, una zona netamente dominada por el campo geomagnético5, que puede llegar a extenderse hasta 50.000 y 5.000.000 de km respectivamente del lado diurno y nocturno de la Tierra.
Entre los 60 y los 1000 km por encima de la superficie terrestre se encuentra la capa superior de nuestra atmósfera, la ionosfera, que contiene una gran cantidad de cargas positivas y negativas. Esta zona tiene una gran relevancia para los sistemas de comunicación por radio, ya que dependiendo de las frecuencias de las ondas las mismas pueden ser reflejadas, refractadas o transmitidas en forma inalterada allí. En condiciones de clima espacial tormentoso hay características de la ionosfera que se ven modificadas y ello puede ocasionar la alteración de la propagación de las ondas de radio. Más arriba de esta capa se encuentra la Magnetosfera, una zona netamente dominada por el campo geomagnético5, que puede llegar a extenderse hasta 50.000 y 5.000.000 de km respectivamente del lado diurno y nocturno de la Tierra.
Esta capa
funciona como un escudo protector contra partículas cargadas para lo que se
encuentre debajo de su manto. En general, el nivel de toda la radiación crece
significativamente durante cualquier tipo de erupción solar pero
afortunadamente los elementos de peligro no pueden traspasar incólumes diversas
barreras terrestres (por ejemplo los rayos ultravioletas son atenuados en la
famosa capa de ozono).